3 de mayo de 2008

El metro panóptico

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Fragmento de un muy recomendable texto redactado por el colectivo anarquista Libres y Salvajes.
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Salud, DIY & no pagueis!
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Saltada Popular.
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El metro panóptico
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"¡Si la privacidad está fuera de la ley, sólo los que estén fuera de la ley tendrán privacidad"

Phillip Zimmermann, creador de la PGP.

El control en los medios de transporte es más intensivo que en las calles, de hecho antes de que aparecieran las cámaras en la vía pública, se empezaron a instalar en las estaciones de metro. Hoy en dia son omnipresentes. Al principio la excusa era la seguridad física y el control del funcionamiento ferroviario, después la inseguridad ciudadana y ahora mismo la normalidad más absoluta: lo normal es ser observado… "Quién tema serlo es que algo tiene que ocultar"...

Al principio sólo había cámaras en los andenes, después en los accesos enfocando a la calle, en los pasillos... Y ahora en los vagones... Basta con montarse en uno de los modernos convoyes del metro de Barcelona para darse cuenta: no hay separación entre vagones, son todos un contínuo, hay un monitor doble (en los dos sentidos de la marcha) cada 5 o 6 metros, delante de cada puerta... Y una cámara en cada monitor... ¿Cuantas cámaras hay en un convoy?

El metro de Madrid es quizás el más avanzado en este proceso de las nuevas técnicas de control, aunque Barcelona se mira en su espejo para diseñar la línea 9. El metro de Madrid tiene en diferentes fases de implantación los proyectos TEBATREN, CIES y GEMA que combinan, entre otras cosas, la toma de imágenes de video de alta calidad, que son almacenadas o utilizadas en tiempo real, desde un puesto de control centralizado o desde terminales PDA por los "agentes" del metro y los guardias de seguridad, todo ello con el soporte de tecnologías inalámbricas de banda ancha.

Transportes de Barcelona se gasta en vigilancia privada 5 millones de euros al año, Madrid sacó a concurso la seguridad del metro para 10 años por un importe de 132,5 millones, en Valencia se instalan 350 cámaras en su red de metro.... Sin embargo, todo esto es poco comparado con las 6.000 cámaras, 300 monitores, 4.000 líneas telefónicas, 1500 redes locales que forman la red de control y vigilancia de las 500 estaciones de metro i autobús de Paris... o con los 4,2 millones de cámaras de videovigilancia instaladas en el reino Unido.

Torniquetes de acceso cada vez más altos y blindados, maquinas expendedoras de alta tecnología, billetes infalsificables, personal de control de acceso, revisores de billetes (títulos de viajero les llaman), guardas de seguridad, perros adiestrados, cámaras, detectores de presencia... y pronto mamparas en los andenes… ya ni tirarse a la vía se podrá.

Las cámaras de control nos son vendidas como herramientas para nuestra protección, para nuestra seguridad, para esto les ha ido como anillo al dedo la reciente agresión racista a una chica ecuatoriana en los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya. El corolario es diáfano, las cámaras son buenas, desenmascaran fascistas, por esto nos han repetido ab nauseam el video de la repugnante agresión.

Los salvajes en el metro….. Y en el autobús y en el tren y en el resto de transportes de la region metropolitana de Barcelona han salido del ensimismamiento ganadero y se han producido algunas revueltas tranquilas, como los cortes de vias durante las averias de las Cercanias de RENFE en Barcelona la primavera/verano de 2007. No entra evidentemente en esto, la manifestacion de Barcelona del dia 1 de diciembre, recuperación partidista del enojo social.

Todas estas situaciones, por tranquilas o desorganizadas que hayan sido (o precisamente por esto) han sido momentos de anarquía, sin convocantes, sin organización, sin otro objetivo que la satisfacción inmediata de los deseos de los implicados. No tan épicas como la huelga de tranvías… pero son las nuestras. las cercanas, las que nos tocan.

Nos gusta imaginar que un fantasma recorre las redes de transporte del mundo, EL FANTASMA DE LA HUELGA DE TRANVÍAS DEL 51, y que este fantasma no deja dormir a gobernantes, reyes, jefes de estación y seguratas… Y lo que no se puede imaginar no puede suceder.

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